RECURSOS
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EL MOVIMIENTO OBRERO 
La revolución industrial y la revolución liberal
acabaron con el absolutismo, el feudalismo, la sociedad estamental, y las
economías gremiales, pero la igualdad jurídica, las conquistas
democráticas, no se acompañaron de las necesarias medidas de justicia
social. El capitalismo ortodoxo, amparado en la nueva legislación
liberal, protagonizará un crecimiento económico sin precedentes, pero las
clases trabajadoras vivirán peor que nunca. Los más desfavorecidos,
una vez desmantelado el Antiguo Régimen y sus sistemas de propiedad
comunal, engrosarán las filas de los jornaleros agrícolas, los obreros
industriales, los empleados domésticos, y los pobres de solemnidad.
Las diferencias económicas entre unos y otros serán muy escasas, limitándose a comer cuando tenían trabajo y a
malvivir cuando perdían el jornal. Sin embargo, las diferencias con
la elite social, cada vez serán mayores.
Inicialmente, las clases más desfavorecidas por el nuevo sistema
político y económico, se rebelarán contra las máquinas, culpándolas de su
situación. Pero en la segunda mitad del siglo XIX, las nuevas
ideologías obreristas, demostrarán que el enemigo no son las máquinas,
sino el sistema, los empresarios, la burguesía, los propietarios.
En muchos casos el movimiento obrero se limita a reclamar una mayor
participación política de las clases más pobres (el cartismo y su
reivindicación del sufragio universal), pero a partir de 1848 surgen
movimientos revolucionarios que identifican a la burguesía con su
principal enemigo, y que proponen el derrocamiento del sistema liberal y
su sustitución por otro en el que la igualdad económica sea uno de sus
principios: Marxismo y anarquismo.
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